La hora del té es un momento de relajación y de encuentro, pero además siempre ha estado presente en su historia la distinción y la estética a la hora de beberlo. Tanto en Oriente como en Occidente, todos buscaron acompañar este elixir con utensilios y vajilla que resalte el valor del té.
Haciendo historia, alrededor del año 250 los chinos comenzaron a producir una bella porcelana sólo para emperadores y clases gobernantes, pero más tarde el té se convirtió en una bebida de consumo diario siendo utilizado por el Budismo en la meditación. Así comenzó la producción masiva de cerámica creada por hábiles artesanos. Pasó por varias etapas hasta que en tiempos de la Dinastía China Ming, se impuso como moda beber el té infusionando sus hojas lo cual llevó al desarrollo de nuevos elementos necesarios en la preparación del té. La ceremonia del té surgió como un maravilloso ejercicio espiritual colmado de poesía y expresión estética.
En 1630, la alta sociedad de Londres, París y Amsterdam se deleitaban con el consumo del té que fue muy caro en sus comienzos. Fue Anna, la Duquesa de Bedford, quien impuso el té de las 5 de la tarde para evitar los tormentos de hambre que tenía entre el almuerzo y la cena. Fue también musa inspiradora de nueva vajilla y hasta atuendos especiales que utilizaban las damas para los diferentes momentos del día. Al principio, los ingleses importaron vajilla de China pero estos cuencos no tenían ni asas ni platos.
Con el correr del tiempo fabricaron su vajilla siguiendo el estilo chino hasta 1750 cuando se agregó el asa a la taza para evitar que las damas se quemaran sus dedos. De esta manera una gran industria en torno al té se desarrolló.
El té comenzó a acompañar las comidas. Se tomaba en los hogares y en los jardines de té que estaban de moda en Inglaterra. Salir a tomar el té se convirtió en una moda que llegó a su apogeo entre 1900 y 1914.
En Japón se destaca la vajilla de porcelana que logró ser sumamente delgada, llamada “cáscara de huevo” y se desarrolló mucho la tetera de hierro y diseños zen.
En Marruecos, el té generó su propio ritual desarrollando hermosas teteras y tazas de vidrio decoradas con bellos diseños donde beben su tradicional té verde con menta y mucha azúcar.
En Rusia, usan el famoso Samovar, que es como una tetera doble, la tetera de la parte inferior se llena de agua y en la pequeña tetera de arriba se coloca el té. A la hora de servir el té hay que recordar que la tetera superior contiene un té muy concentrado por lo que hay que mezclarlo con el agua caliente de la tetera de abajo según el gusto de cada uno. Generalmente se sirve un tercio de té concentrado y dos tercios de agua caliente.
Hoy en día tenemos una gran variedad de materiales para acompañar nuestro té. Hay vajillas en plata, porcelana, loza, cerámica, vidrio, etc. Podemos ir armando nuestro equipo para hacer del té el protagonista de momentos especiales.
Estemos solos o acompañados, siempre es buena la ocasión para agasajar o agasajarnos con una bella taza y una hermosa tetera.
Cristina Brevi
Tea Sommelier & Tea Blender
Coach en té y bienestar
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